Marketing relacional: Cómo obtener clientes leales y rentables
El marketing ha evolucionado desde una perspectiva meramente transaccional a una perspectiva relacional, tal como lo reconoció la American Marketing Association al definir esta nueva disciplina. Sin embargo, se conocen numerosos ejemplos de empresas que han fracasado en su intento de implantar una estrategia de marketing relacional.
Gracias al análisis de varios expertos y del estudio de innumerables casos de éxito, se establece un proceso en tres etapas, las cuales explicaremos a continuación:
Primera etapa: Definir la misión, los valores y la cultura de la empresa
El primer paso lógico para que una empresa fidelice con éxito a sus clientes, es definir la misión, los valores y la cultura de la empresa. Al definir la misión de la empresa, ésta deberá incluir una combinación de motivos extrínsecos (obtener ciertos resultados tangibles o recompensas materiales), intrínsecos (la satisfacción del trabajo bien hecho, el aprender y adquirir conocimientos), y trascendentes o altruistas (ayudar a satisfacer las necesidades reales de sus clientes, contribuyendo a que se desarrollen profesional y humanamente).
Si ambas partes (clientes y empresa) se mueven únicamente por motivos extrínsecos, la relación existe, pero se trata de una vinculación relativamente frágil y de baja calidad, denominada contractual o materialista. La mayoría de los programas de fidelización basados en la acumulación de puntos generan este tipo de relaciones. Cualquiera de las partes puede romper la relación si percibe que mantenerla con un tercer interlocutor le traerá mayores ventajas y beneficios.
Otro caso sería, si ambas partes cuentan con una motivación de más calidad y se mueven por una cierta combinación o suma de motivos extrínsecos e intrínsecos, la relación que se genera es más sólida y consistente. En este caso, la relación que se genera se denomina técnico-profesional. Esta no se mantiene únicamente gracias a lo que cada parte obtiene de la otra (volumen de compras, puntos…), sino que ambos disfrutan manteniendo la relación y, sobre todo, aprenden y se actualizan gracias a ella.
Por último, si ambas partes se mueven por una cierta combinación o suma de motivos extrínsecos, intrínsecos y trascendentes, la relación generada es más profunda y sólida, con un mayor nivel de confianza y compromiso. En este caso, hablamos de una relación de identificación. Las investigaciones realizadas indican que, la confianza y el compromiso recíprocos entre la empresa y sus clientes, basados en la satisfacción mutua de sus respectivas necesidades reales, son los atributos más característicos de una relación de éxito y con gran valor.
Segunda etapa: Diseñar la estrategia relacional
Esta etapa consiste en diseñar y poner en práctica un conjunto de actividades relacionales, más allá del modelo transaccional básico, que permitan desarrollar una relación más profunda y de mejor calidad con nuestros clientes a lo largo del tiempo. La puesta en práctica de dichas actividades requiere, indudablemente, una serie de gastos e inversiones. Para ambas partes, los beneficios -en sentido amplio-derivados de la relación mantenida deben ser superiores a los costes de mantenerla.
A partir de la misión, los valores y la cultura de la empresa, definidos en la primera etapa, la estrategia relacional y cada una de las actividades relacionales que la componen deben estar alineadas con ellos, y deben, por tanto, contribuir a su desarrollo y mayor efectividad.
En todo programa relacional es necesario definir cuántas actividades relacionales se van a poner en marcha, agruparlas en familias y establecer el nivel de calidad y de eficacia. Igualmente, es de suma importancia establecer criterios que permitan medir su éxito o fracaso, su eficacia, y si el retorno de la inversión (ROI) es positivo o negativo.
Tercera etapa: Adquisición de medios y recursos
Definida la misión, valores y cultura de la empresa, y el abanico de actividades que componen la estrategia relacional, el tercer paso consiste en adquirir los medios y recursos necesarios para su puesta en marcha de manera exitosa. En resumen, es necesario llevar a cabo la identificación, selección e implantación del equipo humano y de los medios tecnológicos (CRM, páginas web, intranet o extranet, programas de business intelligence, tarjetas de Fidelización,…) necesarios para desarrollar la estrategia relacional elegida.
Es imprescindible disponer del equipo humano necesario para implantar y gestionar toda la estrategia relacional, la cual recae sobre el departamento de atención al cliente por el rol importante que ocupan dentro de la organización. Cabe también resaltar la importancia de la gradualidad en la implantación de la estrategia relacional. Resulta más conveniente comenzar ofreciendo inicialmente, aquellas actividades que puedan ser potencialmente mejor acogidas por los clientes y que sean más beneficiosas para la empresa. Dado que no existe una estrategia relacional perfecta, la empresa debe estar dispuesta a añadir y a eliminar actividades relacionales a lo largo del tiempo, a medida que cambien las necesidades o preferencias de sus clientes.
Las tres etapas, la supervivencia de la fidelización
Investigaciones confirman que proceder según el orden establecido (definir la misión, los valores y la cultura de la empresa, diseñar la estrategia relacional y adquirir los medios y recursos) contribuye al éxito en el diseño e implantación de estrategias de marketing relacional. Existen empresas que inician el proceso con la compra de complejos programas informáticos (una solución CRM) “capaces de hacerlo todo”. Otras, establecen ciertas estrategias de marketing relacional altamente unilaterales, es decir, están exclusivamente orientadas a “exprimir al máximo” a los clientes, aspirando a convertirlos en “esclavos ordeñables” de la empresa.
La realidad de los últimos años ha demostrado que el marketing relacional es un proceso paulatino en el que hay que seguir un orden lógico en su diseño inicial y posterior implantación, comprobando en todo momento el grado de alineación entre la estrategia y la táctica relacional, y la reacción de los clientes ante cada una de las actividades relacionales propuestas por la empresa.
Contar, desde el comienzo del proceso con el apoyo de los altos mandos de la empresa, es un factor que incide positivamente en la implementación de los proyectos de marketing relacional, su prolongación en el tiempo y su implicación en las distintas áreas de la compañía. Es, por tanto, responsabilidad directa de la administración y dirección general de la empresa, de la mano del departamento de marketing, el crear programas relacionales que complementen y hagan realidad la estrategia de la compañía y que respondan a las motivaciones de los clientes.
A destacar…
- Empresas que no tengan claro cuál es su misión y que pueden ofrecerles a sus clientes, no podrán fidelizar a un cliente.
- La calidad motivacional de un programa de marketing relacional será tanto más elevada cuanto mayor peso tengan los motivos trascendentes o altruistas de las partes involucradas.
- «Una persona se identifica con un grupo cuando, al tomar una decisión, evalúa las distintas alternativas teniendo en cuenta sus consecuencias para el grupo en cuestión» Herbert Simon en su libro Administrative Behavior.
- El objetivo final del diseño de una estrategia de relacional consiste en crear y mantener una relación a largo plazo que sea generadora de suficiente valor añadido tanto para la empresa como para sus clientes.
- En cada una de las actividades relacionales se debe definir en qué consiste, a qué clientes se ofrece, en qué condiciones se puede acceder o participar en ella y si es de pago o gratuita. Es conveniente establecer criterios que permitan medir su éxito o fracaso.
- La ampliación de los sistemas de software que soportan los esfuerzos de marketing relacional deben producirse paso a paso mediante la introducción de aplicaciones flexibles y modulares.
- La estrategia relacional perfecta y eterna, NO EXISTE.
Para concluir…
La implementación de una estrategia relacional va más allá de la envergadura de las empresas y las industrias. La información que aportan los clientes a través de sus compras o el uso de nuestros servicios, es un capital invaluable si se sabe cómo aprovecharla. Por ende, conocer al cliente, dar en el blanco con sus gustos, preferencias y recompensarlo por su fidelidad puede significar la diferencia y entregar una ventaja muy significativa entre un negocio y su competencia como asimismo significar perdurar en el tiempo.
Sin embargo, muchas empresas han decidido implementar una serie de recursos tecnológicos con altas expectativas de éxito, sin detenerse a elaborar un plan diseñado para esos fines y un proceso de implantación correcto, mismos que son indispensables para alcanzar dicho éxito.
A esos 3 pasos, le agregaría la paciencia como un cuarto, ya que los frutos de los esfuerzos del marketing relacional se verán quizás de manera muy lenta, pero segura.